¡Oh,
mamá! ¡cómo te echo de menos!, con tu sonrisa a pesar de lo sufrida que fuiste
en esta vida a causa de papá, por culpa de nosotros, dado que él era un hombre
muy anticuado que nos tenía cerrados como puños.
El
día que te fuiste de este mundo, mamá, me desgarraste el alma. Hay una cosa que tú le dijiste a una persona
y que llegó a mis oídos; que tú vivirías conmigo hasta debajo de una piedra,
¿por qué, mamá? ¿tanto me querías?. Yo
te lo agradezco y a donde quiera que estés te mando muchísimos besos, mamá
querida.
Hasta
siempre, mamá. Espero encontrarnos en la
otra vida.
¿Qué puede uno comentar cuando es el corazón quien habla? Nada, salvo emocionarse.
ResponderEliminarNo hablas tú, hablan tus sentimientos.
ResponderEliminar