Hace unos años, una amiga me
contó algo que le sucedió cuando era joven.
Estaba casada y tenía cinco niños.
El marido era algo ligero de cascos y creía que era soltero. Se veía con una chica que vivía en una casa
terrera que tenía ventanas hacia la calle y se habían puesto de acuerdo en que
él entraría de noche por una que daba a su cuarto. Ocurrió que aquella noche el abuelo de la
chica se resfrió y la familia decidió cambiarlo de habitación porque aquella
era más calentita. La amante no pudo
avisar al marido de mi amiga.
Cuando este hombre llegó, estaba
todo oscuro. Se desnudó, se acostó y fue
en ese instante cuando escuchó toser al anciano. Asustado, sorprendido y trastornado, cogió
sus ropas como pudo y salió disparado por la ventana. Alguien lo vio y no le quedó más remedio que
confesarle a su mujer lo que había pasado.
Él le rogó que lo perdonara, que jamás volvería a engañarla. Así terminó aquella etapa de su vida.
Una anécdota divertida para quien la lee, no tanto así para sus protagonistas. Disfruté mucho leyéndola.
ResponderEliminarSiempre se pide perdón diciendo :"no volveré ha hacerlo" pero..., ¿quien se lo va a creer?
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