Susana y Miriam son amigas. La primera tiene novio y está preparando su
boda. Está muy enamorada y desea que
llegue el feliz día.
Miriam le ayuda a elegir el
vestido de novia y el suyo de dama de honor.
Le ilusiona acompañar a su amiga en ese día tan especial.
Un día, recibe una llamada de
Susana que, llorando le suplica que vaya a verla. Deseaba saber qué le pasaba y enseguida se
presentó en su casa. Cuando se vieron,
se abrazaron.
-¿Qué sucede? –le preguntó
Miriam, ansiosa.
-¡Alejandro me engaña! –le
contestó la afligida novia –lo vieron con otra.
-¿Cómo te has enterado?
–interrogó su amiga, preocupada.
-Una amiga de mi madre lo vio con
una joven y estaban cogidos de la mano –le contestó Susana, muy triste.
-Pero, ¿quién es la chica?, ¿la
vieron?
-¡Sí! –afirmó la novia entre
lágrimas.
Susana cambió de color. Tenía que confesárselo.
-Era yo la que estaba con tu
novio.
-¿Tú? ¿Mi mejor amiga me ha
traicionado?
-¡No! –le replicó Miriam
-Me estaba preguntando donde te
gustaría ir de luna de miel, por eso me cogía las manos. Me rogó que no te contara nada, sería una
sorpresa, ¡te quiere mucho!
Las dos amigas se abrazaron
emocionadas.
-Perdóname, por dudar de ti –le
rogó Susana.
Vaya, vaya. Cuando pensábamos que se iba a desatar el drama de un trío amoroso, descubrimos que la autora nos ha sabido engañar muy bien, dando un giro inesperado al final de la historia. Muy bien, Naty.
ResponderEliminarTodos esperando lo peor y, ha resultado ser, un acto, de sincera amistad.
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