Como la profe
dijo que no podíamos nombrar ni dulces, ni bicicleta, ni arado, ¿entonces de
que escribo?. Pensando, pensando, dije para mis adentros: ¡ahora voy a contar
lo que a mí me plazca! Y… ¡escapa como puedas!. ¡Y esto es lo que me salió!.
Disfruto mucho
del taller de escritura creativa, no sólo por la simpatía de la profe, que en
su interpretación como vocera oficial del aula de clase, nos resulta bastante
ameno y cercano. Yo disfruto sobre todo por las compañeras que se sientan a mi
alrededor.
Todas estamos en
la misma búsqueda, todas tenemos sed de la misma cosa, todas anhelamos contar
historias, todas hacemos la tarea con la misma emoción de un niño en su primer
día de clase. Es una fiesta donde no hace falta música, porque está presente la
sagrada palabra.
Es una fiesta
donde no hace falta el vino, porque nuestro entusiasmo rebosante hace lo
propio.
Escapaste, Luisa y muy bien, además. Reunirnos para contar, escuchar, leer, comentar, compartir historias; eso hacemos cada tarde de miércoles y yo disfruto como la que más de esa fiesta. Un abrazote.
ResponderEliminarEstá requetebién tu escapada. Expresas con claridad meridiana nuestra tarea, deseos, ambiciones y sobre todo, lo bien que lo pasamos.
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