Me encanta el
campo, aunque sea muy duro, porque en él siempre tienes mucho que hacer. Primero,
preparar la tierra, luego sembrarla en familia, luego mantenerla hasta la
recolección. Esa es una ocasión en la que
nos volvemos a reunir; hacemos una buena
comida y pasamos el día descansando, hasta que se hace de noche. Y así, casi todas las semanas, volvemos a él, hasta la
próxima siembra.
Sembrar para recoger. Tan sencillo y tan grande como la vida porque… al final ¿qué hacemos sino eso? …recoger lo que sembramos.
ResponderEliminarEl campo es bonito, pero duro. No gusta para vivir. Esta pequeña narración es muy linda.
ResponderEliminarMª Dolores.
La recolección es un buen pretexto para unir a la familia. Muy bien compañera.
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