Desde aquel momento,
quedó prohibido para siempre. Claro que aquella prohibición, había empezado a
fraguarse mucho antes, cuando eran novios y estaban a punto de casarse.
Los dos comentaban que
antes de que ella quedara embarazada, dejarían de fumar y beber alcohol, para
que el bebé llegara sano. Y ahora que ya se habían casado y esperaban su primer
hijo, evitaban entrar en zonas de fumadores y las comidas eran sanas, sin
grasas y gracias a esas prohibiciones, ella no subía muchos kilos y el niño no
engordaba tanto y a la hora del parto sería más fácil y rápido, y ninguno de
los dos sufriría tanto. A partir del momento que dio a luz, quedó prohibido
fumar en casa o cerca del niño.
El bebé se criaba muy
bien, hasta que un día, empezó a respirar con dificultad, lo trasladaron
rápidamente a urgencias. Le hicieron toda clase de pruebas y al final,
descubrieron que sufría de asma.
¡No entendían; tantas
prohibiciones y el final era ese! ¡Ahora, sí que quedó prohibido para siempre!
Los médicos fueron
optimistas, con un tratamiento superaría la enfermedad y cuando cumpliera cinco
o seis años rebasaría el asma. Los padres quedaron más esperanzados.
A veces ocurre, porque en la vida, lamentablemente, dos más dos no siempre es cuatro.
ResponderEliminarNo siempre las prohibiciones dan el resultado deseado. Al final todo salió bien que es lo importante.
ResponderEliminar