Desde aquel momento
quedó prohibido para siempre, claro que aquella prohibición había empezado a
fraguarse mucho antes, en el momento en que el señor Pérez se le había ocurrido
soñar una tontería, una forma de perder el tiempo, a lo que su hijo Juan no le
encontraba explicación y le contestaba que el tiempo era suyo, que eso no le
impedía hacer sus tareas.
Pero al señor Pérez
nadie lo podía convencer, éste decía que si soñaba las neuronas se hacían agua
y se iban al mar y desaparecían, pero un día el señor Pérez, al levantarse por
la mañana comentó, “anoche soñé que volaba y llegaba tan alto que no veía la tierra, Juan lo escuchaba, ¿papá,
cómo dices?, no habías dicho que soñar estaba prohibido?, has fallado a tu
misma prohibición, te has desobedecido a ti mismo, ¿cómo voy a confiar en ti
ahora?.
El señor Pérez se
disculpaba, hijo yo estaba dormido y no controlaba mi mente, pues eso es peor
papá, pues despierto controlas lo que sueñas y dormido no puedes, qué haces si
sueñas cosas malas y te contagias. El señor Pérez no supo que contestar y se
quedó meditando un rato, al tiempo cuando le volvía a preguntar, ¿qué papá?.
Bueno, hijo, he pensado que tienes razón. Sueña con moderación sin que los
sueños se apoderen de ti.
El prohibir no vale de
nada, más tarde o más temprano, todos terminamos por hacer algo queriendo o sin
querer de aquellas cosas que están prohibidas, si por el contrario inculcamos
buena conciencia, lo prohibido ya no tendrá tanta importancia, ya que lo que
más se prohíbe más atrae.
Nada más atrayente que lo prohibido, nada más cierto que aquello de que no hay que decir que de aquella agua no beberé…, mucho más cuando se trata de poner coto a los sueños. De eso me habla tu escrito de esta semana, Antidia
ResponderEliminarLo prohibido crea morbo, de eso no hay duda.
ResponderEliminarDejar de prohibir dejar la mente volar es vivir
ResponderEliminarQue bonito,siempre todos hacemos algo de lo prohibido y despues de hacerlo vemos que no era tan malo.
ResponderEliminarSueña,deja volar tu imaginación y llegarás muy lejos.