martes, 16 de diciembre de 2014

MIRADA Carmen Margarita




       



Una tarde de otoño salí a pasear.  Entré a una plaza y me senté en un banco a descansar.  Al poco tiempo, llegó una anciana y se sentó a mi lado.  Pronto empezó a hablarme de sus recuerdos, de todo lo que había vivido; momentos buenos y malos.  Como todo el mundo, le dije.  Ella, entonces, me contestó que no todo el mundo lleva igual los avatares de la vida.  La miré y vi en sus ojos una mirada evocadora, tan profunda que me conmovió.  Pensé en cuánta magma de tormentas y melancolías, amores y desamores reflejaban aquel rostro y aquellos ojos.  Le comenté que todo tenía una recompensa, porque llegar a su edad con una mente tan clara, era una bendición de Dios.  Poco después, me levanté y me despedí.  Le di las gracias por todo lo que había aprendido en dos horas a su lado.  Al escucharme, se le llenaron sus preciosos ojos de lágrimas y con voz temblorosa, me agradeció haber escuchado el relato evocador y melancólico de su vida.

3 comentarios:

  1. Sin duda el tono melancólico exigido está logrado, muy en consonancia con el título y la imagen también.

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  2. La sabiduría de los mayores es muy importante y saber oírles es lo mejor que les puede pasar. Lo se por experiencia. Me encanta tu forma de narran.

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  3. !Qué cuento tan bonito!. Tienes magia narrativa. Mª Dolores.

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