Papi, cariño, ¡vamos
a bañarnos! ¡qué calor!. Tú sabes que yo
soy como el chocolate, ¡rico, rico!... ¡dulce, dulce! y apetezco a todas horas,
pero con el calor …¡me derrito!. Así que
si no quieres que tu bomboncito lo pase mal y se quede como un Paladín a la
taza, levanta ese culito de la hamaca y vamos a darnos un chapuzón, que el agua
está fresquita y refresca un montón.
¿Ves, cariñito mío,
qué bien lo estamos pasando los dos juntitos en este mar inmenso?. Ahora, cuando salgamos del agua, me pides en
el chiringuito un zumo de piña, en lo que yo me seco bajo el sol.
–¡Camarero, un zumo de piña!
–¿Para
usted, señor?
–¡Nooo! Para esa mulata que no me deja en
paz. ¡Si ella supiera que soy alérgico
al chocolate!
Foto, título y tono impuestos para este relato, perfectamente conectados. Muy buen trabajo, además de chisposo y divertido.
ResponderEliminarTienes ingenio para dar y repartir. Esto es lo que se llama un relato con gracia y simpatía.
ResponderEliminarDe todas tus narraciones, ésta es la más conseguida, la más chula, la más lograda. Felicidades. Sigue en esa linea.
ResponderEliminarMª Dolores.