Recuerdo que en mi
juventud, durante varios días, surgieron en La Palma unos temblores de tierra
que causaron un miedo impresionante a todos.
Temblaba y a la vez caía una extraña arena muy fina. Así fue hasta que un día, por sorpresa, se abrió
un hueco en una montaña, el cual se
expulsaba unas enormes llamas de fuego que iban corriendo, dejando atrás algo
parecido a un río de fuego. Hoy en día
se ven sólo las huellas por donde pasó.
A este volcán lo llamaron “San Juan”.
Al paso de los años,
surgió otro en Fuencaliente. Fuimos a
verlo de cerca y fue francamente impactante.
Desprendía unos golpes de tal magnitud que la tierra temblaba, al tiempo
que expulsaba unas lenguas de fuego que corrían hacía el mar. Cuando tocaba el agua, ocasionaba una
explosión tan grande que parecían fuertes truenos. El nombre esta vez fue Volcán de
Teneguía.
Y como siempre
existen milagros, en el pueblo de Las Manchas, hay una ermita con la imagen de
San Nicolás y sucedió que, cuando la lava se acercaba, aquel brazo de fuego se
abrió en dos, dejando la ermita intacta en el centro. No le pasó nada.
Hoy en día la isla
es muy visitada. Existen rutas alrededor
de los volcanes que sirven de atracción para el turismo.
Interesante conocer la historia de los volcanes de La Palma, desde adentro, contada por una palmera que los vivió en primera persona
ResponderEliminar¡Hurra! eres la persona que más y mejor nos cuenta historias de su isla.
ResponderEliminarPalmera sube a La Palma y dile a la palmerita, que siga contando esas histoiras a sus compañeras del taller de Literatura. Mª Dolores.
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