El novio, angustiado, pasea por la
pequeña habitación de hotel. Tan sólo
unas pocas horas antes, su novia estaba perfectamente y ahora yace
enferma en la cama. ¡Tenía que ocurrir precisamente en su luna de miel!, se
lamenta.
Se asfixia encerrado entre aquellas angostas paredes; decide salir al
balcón para respirar un poco de aire fresco. Desde ahí, repara en una mujer que
está en la acera frente al hotel; parece alterada, agitada, como si buscara a
alguien.
De pronto se vuelve hacia el balcón donde él se encuentra y, con gritos y
aspavientos, parece hablarle; sin embargo él no logra entenderle. ¿Quién es?,
no la reconoce.
Por fin, la desconocida decide entrar al hotel y según va acercándose, el
novio logra identificarla. –¡Pero si es ella!, -exclama asustado-.
Al cabo de unos instantes, golpean con fuerza la puerta de la habitación,
él siente que el corazón desbocado parece salírsele del pecho. Tendrá que abrir
la puerta, sabe que ella no va a rendirse con tanta facilidad.
Se arma de valor y abre la puerta.
La extraña le lanza una mirada de
desprecio, y sin mediar palabra, se abre paso hacia el interior de la
habitación, él la sigue en silencio.
Al llegar junto a la cama donde se encuentra la novia, -quién sin saber qué
está pasando, los mira con desconcierto-;
la desconocida, con voz entrecortada le dice:
-
Soy la esposa de este hombre, llevamos casados siete años, en los cuales
han nacido dos hijos; hace tres años que no sabía nada de él hasta ayer que vi
el anuncio de su boda. Únicamente quería que supieras quien tienes a tu lado.
Salió de la habitación sin pronunciar otra palabra.
Él sin argumentos para defenderse, cayó derrumbado en el sofá; su doble
vida había sido descubierta.
Excelente. Ritmo limpio y fluido. Me ha gustado mucho cómo le has dado la vuelta al reto de esta semana
ResponderEliminarEn esta vida todo sale a la luz, no podemos confiarnos, si no, mira lo ocurrido en tu magnífico relato.
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