miércoles, 20 de mayo de 2015

AQUELLO Natividad Morín.


           
Una familia pasea en su coche por la isla. Empieza a anochecer cuando ven unas luces extrañas, desconocidas. La mujer cree que puede ser un ovni, el hombre quiere creer que lo sea, pero duda; ¡Yo creo que no es un ovni! –dijo él- ¡Sí lo es! ¿No lo ves cómo da vueltas, y las luces que se encienden y se apagan? –le dijo ella-. ¡Esos aparatos no existen, los inventaron los americanos! ¿Cómo puedes imaginar unos hombrecitos verdes que vienen del espacio?; ¡No me cabe en la cabeza que lleguen unas naves del espacio a invadirnos! –explicó el marido-. Eso lo crearon los escritores en los años 60 o 70, lo perfeccionaron tan bien, que mucha gente se lo ha creído – le expuso el incrédulo marido.
            Se pasaron todo el trayecto discutiendo sobre lo mismo, ninguno se bajaba del burro. ¡Que sí papá, que sí existen, la profesora nos lo contó también! –se apresuró a decir la hija, una niña de 12 años-. ¡Tú siempre estás a favor de tu madre! –le recriminó el padre- nunca me das la razón a mí. ¡No te enfades vamos a acercarnos, a ver que son esas luces y así saldremos de dudas!
            Se dirigieron al lugar donde observaron las luces extrañas que tanta polémica estaban provocando. ¡Papá, tengo miedo! ¿y si son extraterrestres y nos raptan, nos meten en su nave y nos llevan a su planeta y no volvemos más? –dijo la niña muerta de miedo-. ¡No te asustes, seguro que no es nada, eso deben de ser chicos que están de acampada y se alumbran con linternas, y tu madre pensando en platillos volantes, ella se cree todo los chismes que cuentan!. –comentó el padre-. ¡No solamente existen, sino que para estos seres, la familia y concretamente la madre desempeña una tarea insustituible y vital en el desarrollo del hijo! –le aclaró la mujer-. ¿Viven tanto como nosotros? –preguntó la niña-. ¡Según he leído viven más tiempo, y sin defectos físicos, sin enfermedades! –comentó la madre que estaba muy al tanto de todo lo referente a esos seres-. Cuando llegaron a la zona donde  vieron los centelleos, bajaron del coche con mucho sigilo, se acercaron al lugar, estaban muy nerviosos, justo delante estaban las “luces”.
            La sorpresa fue tremenda, no se esperaban algo así: era una bandada de luciérnagas hembras que despedían su luz fosforescente.
            ¡No te preocupes mamá, ya tendremos ocasión de averiguar si existen los extraterrestres!.







1 comentario:

  1. Ya tenía yo ganas de encontrarme con extraterrestres, pero tampoco en este relato ha sido posible. Como dice la hija de la protagonista: ¡ya tendremos ocasión!. Seguro que un día nos lo cuentas, Naty, que imaginación no te falta.

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