Por ser día festivo,
Andrés decide dar la vuelta a la isla en su flamante coche que estrenó la
semana pasada. Le acompaña su esposa, que está viviendo un buen momento, ya que
se encuentra en estado de gestación. Así mismo, en el asiento de atrás, van los
padres de ella, que como ustedes habrán deducido, son los suegros de Andrés.
Los cuatro van disfrutando del paseo, admirando los paisajes e intercambiando
gratas conversaciones. Cuando empieza a anochecer ven unas luces extrañas,
desconocidas. Es tal la impresión, que Andrés se ve obligado a detener el
vehículo de un frenazo. Rosita, la esposa, algo perpleja, comenta que puede ser
un ovni. El bueno de Andrés quiere creer que lo sea, pero duda, pues él es muy
cauteloso sobre los objetos extraterrestres. La suegra, de nombre Carmen, con
dulzura exclama,
-
Seguro que es San Pedro, que le ha tocado sacar basura.
-
- ¡Qué va! –contesta el esposo de Carmen, para volver a decir, -aquello es
un meteorito, el periódico de ayer, anunciaba que iba a caer a la Tierra, aunque se ignoraba el
lugar exacto.
Lo desconocido forma un zigzag,
alejándose, al mismo tiempo, que se difumina en el aire. Andrés, con expresión
de orgullo mira a su esposa, mientras afirma que el fenómeno acontecido, es el
espíritu del dragón de las Hespérides. Seguidamente conecta la radio. En las
ondas se escucha la grata noticia, que un helicóptero perteneciente a la Cruz
Roja, después de dar varias vueltas y peligrosas maniobras, ha conseguido
rescatar con vida, al montañero que permanecía extraviado.
La
familia decepcionada, por no cumplirse sus especulaciones, emprenden el camino
de vuelta al hogar.
El misterio de aquello se resolvió con un meteorito: buen intento Dolores. Aunque bien contado, como es habitual, yo, como la familia protagonista, esperaba verme con algún ser venido de lejos y que me relataras qué tal son. Bromas aparte, buen trabajo.
ResponderEliminarMe gusta mi narrativa, pero siempre pienso que puedo hacerlo mejor. Dolores.
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