miércoles, 14 de octubre de 2015

LOS VESTIDOS DE MI VIDA Lucía Hernández



Yo me he puesto a pensar y creo que a todas las mujeres, en el transcurso de nuestras vidas, nos ha ilusionado lucir un trajito nuevo.  En mi juventud, yo gozaba diciéndole a mis amigas: ¡voy a estrenar un vestido!, qué tontería, ni que eso fuera gran cosa.
Tengo recuerdos muy bonitos de mi vestido de comunión, tal vez porque evoco la gran ilusión de ver reunidos a mi familia y a los amigos para pasar un día alegre como aquel.  También mi traje de novia, el que lucí el día de mi boda, el más bonito de mi vida, cuando empecé la unión con la persona con la que compartí cuarenta y siete años de mi existencia.
Hay mucho que contar sobre los trajes. Recuerdo cómo me gustaba lucirlos en los bailes del Casino de Santa Cruz de La Palma, sobre todo en Fin de Año, con mi vestido largo…

Recuerdos de nuestra vida alegres, que nos dan satisfacción pensando en las fiestas y en los ratos felices que pasamos… y que hacen que olvide el último vestido, el de la despedida definitiva…



1 comentario:

  1. Sí, desde luego siempre es mejor acercarnos a los recuerdos agradables, bonitos, dulces, esos que llenan nuestro espíritu de alegría

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