Aquel traje me
trae tantos recuerdos que todavía, después de más de los cincuenta años que han
pasado, lo tengo en el fondo de una gaveta del armario. No olvido lo feliz que fui con él cuando lo
estrené, teniendo a mi lado a mi novio.
Ese precioso
vestido me lo trajo mi marido de Venezuela.
Me lo compró en las famosas Torres del Silencio que, en aquella época
creo era donde estaban las mejores tiendas de Caracas.
Era y es violeta
de guipur con la parte interior de seda y un cinturón de raso con una flor de
la misma tela en la cintura.
El día que lo
lucí por primera vez fue con motivo de las fiestas de mi pueblo y me eligieron
reina de ellas. No es por fanfarronearme
pero en esa época yo estaba muy guapa. Si
quieren verme tal como era años atrás, la foto está colgada en la pared de la
Asociación Flores del Teide.
Motivos te sobran para no olvidar jamás este vestido y para conservarlo en la gaveta de tu armario. Doy fe de lo bella que eras (aún sigues siéndolo porque quien tuvo retuvo), con esta fotografía que hice de esa que está colgada en la pared de la Asociación
ResponderEliminar
ResponderEliminar!Qué bonita narración!. Es maravilloso todo lo que cuentas de tu juventud. Saludos. Dolores.