Una
suave tarde de primavera, paseaba plácidamente por el bello parque de mi ciudad,
perpetuamente abrigado por la vegetación pero, en esa época primaveral cuando
luce esplendoroso todos los tonos de verde.
En este parque conviven diversidad de árboles gigantescos, esbeltas
palmeras, arbustos y flores de todas las diversidades y múltiples colores. Me paré en el estanque de los patos. Me gusta observarlos en su ir y venir,
nadando de un lado a otro; algunos, acompañados de sus crías que les siguen
siempre en fila india.
Me
encontraba tan absorta en mis contemplaciones que, ni tan siquiera había
advertido que me hallaba sola en la zona.
No me importó; aún era temprano.
Los rayos de sol iluminaban tenuemente el lugar dando, al mismo tiempo,
un agradable ambiente. De pronto, escuché
un ruido entre la maleza, por instinto miré pero, no vi nada fuera de lo normal
salvo que, la arboleda se movía de un lado a otro y no había ni pizca de brisa.
-Debe
ser un animal que está deambulando por el terreno –pensé de inmediato.
Volví
la mirada en la misma dirección y, de modo inesperado, surgió de entre la
espesura parte del rostro de un hombre… con la melena negra suelta cubriéndole
su cara enjuta, de la cual destacaba un solo ojo de mirada siniestra que
parecía inyectado en sangre. No se veía
el cuerpo, cubierto por la maleza, y únicamente asomaba entre las ramas una
porción de la cabeza y de la cara, lo que le daba un aire funesto y
esperpéntico.
Debía
tratarse de algún vagabundo que merodeaba por el parque pero, el efecto
sorpresa y el aspecto espeluznante de aquel rostro causaron en mí un miedo
espantoso. No sé de dónde saqué fuerzas
pero, me escuché a mi misma gritándole con toda la potencia de mi voz y en tono
amenazante.
-¡Fuera,
fuera, monstruo repugnante, tú y tu horrible ojo!
Aquel
ojo avieso me miró un instante, entre extrañado, incrédulo y… burlón. Lo que hizo seguidamente me sorprendió. ¡Guiñó su aterrador ojo!, giró la cabeza y,
dándose la vuelta, tal como había aparecido, rápidamente, desapareció.
Efectivo el contraste entre un lugar tan lleno de belleza y placidez como el que describes con el aspecto aterrador de este ojo misterioso. Ese otorga más misterio al relato. Muy bien.
ResponderEliminarSIEMPRE ME GUSTAN TUS COMENTARIOS Y, ME SORPRENDE COMO PUEDES ENCONTRAR LAS PALABRAS JUSTAS PARA CALIFICAR CADA UNO DE LOS ESCRITOS. GRACIAS.
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