En
un despacho del Juzgado de la ciudad de Las Vegas, se encuentran reunidos,
entre mujeres y hombres, las doce personas que van a formar parte de un jurado
popular. Fuimos avisados al comienzo de
semana, a fin de permanecer recluidos para revisar la situación del acusado y,
al mismo tiempo, proceder a un intercambio de ideas, pues es preciso ser
imparciales y justos en el veredicto. Sin embargo, un miembro del jurado no se
siente capaz de llevar esta responsabilidad. Ese soy yo, Germán, que así me
llamo. No deseo por esa tesitura. Para mí es un dilema. Todo ha salido contrario a mis propósitos y
no comprendo cómo han podido meterme en este asunto. Mi intención es negociar una salida decorosa.
Me
dirijo a la portavoz, exponiéndole el problema, así como la idea de abandonar
aquel lugar. María tiene a bien
explicarme la imposibilidad de eludir esa misión, por lo que decido emprender la huida a toda costa.
Después de permanecer unos minutos reflexionando sobre mi situación, le
contesto.
-
Estoy decidido a salir de esta encrucijada.
María,
después de mirarme intensamente, replica lo siguiente:
-Tendrás
que emprender una gran carrera hasta llegar a la salida, sorteando una serie de
obstáculos. Si lo consigues, te
disculparé ante la autoridad. Yo misma,
junto a los demás compañeros, vigilaré todos tus movimientos por una pantalla.
Dispuesto
a iniciar la huida, salgo al pasillo.
Está oscuro. Comienzo a correr y
las gotas de sudor resbalan dentro del elegante traje que visto. Lo ha confeccionado mi padre que es un
afamado sastre.
Puesto
que el tiempo concedido es limitado, apresuro los pasos y aún así, siento mucho
temor de no conseguirlo. No pararé, no
puedo perder ni un segundo. A mi
derecha, vislumbro una puerta de color negro pero, según las indicaciones del
mapa, no la debo abrir. Continúo el
largo corredor y me introduzco en un túnel alrededor del cual percibo un
inmenso calor. Doblo un recodo. A lo lejos diviso un resplandor parecido a
una lengua de fuego. Apremio el
paso. Sin apenas aliento, voy hacia
él. Lo cruzo totalmente y… por fin hallo
la salida. ¡Hurra! ¡Soy libre! Ya me
encuentro afuera.
-¡Llegó!
¡Llegó! – gritA María dentro del recinto, y yo escucho como todos aplauden.
Narración con un trasfondo muy cinematográfico. Destaco el último párrafo donde es fácil ver dibujada la atmósfera de una huida.
ResponderEliminar¡HURRA! POR TI DOLORES, CADA ESCRITO TUYO ES UNA NOVELA. ME GUSTA MUCHO ESTA NARRACIÓN.
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