martes, 30 de octubre de 2012

¡SORPRESA! de Lucía Hernández




Cuando yo tenía diez o doce años, vivía con mi madre en Santa Cruz de La Palma.  Mi padre había fallecido y ella me acompañaba siempre a todas partes.  Un día, decidimos ir a la procesión de San Francisco y, como era habitual, durante su recorrido hubo fuegos artificiales y voladores.  Ví, sorprendida, como el resplandor de todo aquel artificio, se reflejaba en las ventanas de mi casa y empecé a gritar.
-¡Mamá, mamá! ¡Nuestra casa se está quemando!       
Ella, la pobre, trató de calmarme, explicándome lo que era pero, ya estaba empezando a recuperarme del susto cuando me llevé una sorpresa peor.  Yo llevaba un trajecito que me había hecho mi madre, con un gran lazo detrás que,  uno de los voladores había tenido la delicadeza de quemar.  A mi no me pasó nada pero conservo aquel recuerdo para siempre.
Aquellas fiestas eran muy bonitas y se reunía mucha gente.  Mi madre me hizo otro lazo para mi traje y con eso terminó mi sorpresa.


2 comentarios:

  1. Recordar es volver a vivir. ¡Qué bien lo cuentas, Lucía! Escucharlos con esa voz maravillosa y profunda que posees, es un verdadero placer

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  2. ERES UNA PERSONA ESTUPENDA Y ESCRIBES FENOMENAL.

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