Soy
una joven que siempre había sentido el instinto maternal. Cuando miraba a un niño, pensaba que algún
día tendría los míos pero, después de varios años intentándolo por todos los
medios y de someterme a todo tipo de tratamientos, me convencí de que era imposible lograrlo.
Una
tarde, mientras estaba sentada en el parque observando a tantos niños jugando,
decidí definitivamente que en alguna parte había un niño que necesitaba una
madre que lo adoptara y lo quisiera como a un hijo así que, sin mirar atrás,
convine en que no seguiría esperando. Iría
a buscarlo.
Hoy
ya he encontrado lo que siempre había deseado.
Perseguir los sueños, siempre, aunque a veces parezcan imposibles. A eso nos invita tu relato, Teresa. Muy bien.
ResponderEliminarTU HISTORIA TERMINA BIEN COMO EN LOS CUENTOS, ESO ES MUY BUENO.
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