Jesús vivía en medio de una familia feliz. Su esposa y él tenían tres hijos y durante
mucho tiempo trabajaban los dos y todo iba muy bien.
Un día, la mujer se quedó sin trabajo y ya no era
igual que antes pero, con el tiempo, la situación se volvió peor cuando él también
se quedó sin trabajo. Jesús estaba amargado, se le venía el mundo encima. De estar bien, pasaron a no saber qué rumbo
iban a tomar las cosas.
Felizmente, las aguas van volviendo a su cauce. Hoy,
Jesús ha conseguido trabajo y se ha ido a caminar, para ponerse en contacto con
la naturaleza para darle las gracias a Dios por haberlo ayudado.
Cuando regrese a su casa, estará cansado y se irá a
dormir pero, esta vez, cuando cierre los ojos, dormirá feliz.
Esperanzador relato, que se agradece en estos tiempos que corren. Ojalá que, más pronto que tarde, se repita esta historia en muchos hogares españoles. Gracias, Elda.
ResponderEliminarERES OPTIMISTA POR NATURALEZA Y ESO SE REFLEJA EN TUS ESCRITOS.MUY BIEN COMPAÑERA.
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