-Luisa,
querida…
-Sí, Rubén
-Luisa, no
te lo tomes a mal pero, me gustaría que no volvieras a apagar las colillas en
los platos, después de cenar. Me parece
repugnante.
-¿Cómo
quieres que lo tome a mal, cariño?. Yo
lo que me tomo mal es tu manía de dejar tus calcetines sucios en cualquier
parte.
-¿Ves? ¡No
puedo decirte nada!
-Claro que
sí…, sólo que me gustaría mucho que te dieras cuenta de que no soy tu
criada. Si crees que me gusta ir siempre
detrás de ti para arreglar todas tus cosas, te equivocas. Mira, es como lo de la bañera.
-¿Qué pasa
con la bañera?
-Todo el
mundo se ducha pero, tú no, tú te bañas.
-Luisa…
-¿Sí?
-Tu
cigarrillo, acabas de aplastarlo en el plato.
-¿Y qué?
¿Quién lava la vajilla en esta casa?
-Sí, pero me
asquea.
-Si no estás
contento, ¡vuelve con tu madre, tonto!
Y se largó,
dando un portazo.
¡Qué bueno! Una típica discusión matrimonial contada sin voz narrativa y sin embargo, muy creíble y divertida. Buen trabajo.
ResponderEliminarTU SIEMPRE EN TU LINEA TAN JUGOSA Y DIVERTIDA. ESTUPENDO LUISA, SIGUE ASÍ.
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