Han pasado
años y, a pesar de ello, lo recuerdo.
Llegó el verano y fuimos de vacaciones a La Gomera. Al llegar al aeropuerto me llevé una gran
sorpresa al encontrarme con una compañera de clase de la Escuela de Comercio. Estaba de espaldas, la toqué y nos fundimos
en un fortísimo abrazo.
-¡Hola,
Maura! ¡Qué casualidad, encontrarnos aquí después de tanto tiempo! ¡Cómo es la
vida! – le dije, emocionada –Cuéntame algo de tu vida.
Me contó que
se había casado, que tenía un hijo y que era muy feliz.
-No puedo
seguir hablando contigo porque mi avión sale dentro de cinco minutos –y con
esas palabras nos despedimos, dándonos un fuerte abrazo.
Yo no pude
contarle nada de mi vida, de esa manera no le dejé angustia alguna porque mi
vida no había sido tan feliz como la de ella.
Encontrarse con amigos del pasado para descubrir qué páginas ha escrito el tiempo en ellos o en nosotros, a veces resulta difícil. Temo que eso le pasó a la protagonista de tu relato.
ResponderEliminarTU AMIGA SE QUEDÓ CON LAS GANAS DE SABER ALGO SOBRE TU VIDA, SEGURAMENTE SE VOLVERÁN A VER CON MÁS TRANQUILIDAD PARA HABLAR DE MUCHAS COSAS.
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