Cuando ves amanecer un nuevo día, le das gracias al
cielo por vivir y empiezas a recordar para contar; esta vez toca el tema de los
espantapájaros.
Cuando yo era pequeña, recuerdo que los agricultores
plantaban muchas legumbres en el campo; trigo, maíz, cebada… Cuando empezaban a
nacer, se veía asomando un grelito y los pájaros grajas y otras aves, volaban
enseguida para comérselo y, de ese modo, la plantación quedaba perdida.
Para evitar esto, los agricultores hacían un
machango con tres cañas. Le ponían un
pantalón o una falda, formaban la cabeza como podían y colocaban sobre ella un
sombrero. Vestían las cañas que hacían
de brazos, con una blusa o camisa de manga larga. Los animalitos, viendo este esperpento
desaparecían porque creían que eran personas.
Desconocían que era un espantapájaros, por supuesto.
Hoy en día, ni siquiera existen esos animalitos
porque ahora los agricultores conservan sus plantaciones usando productos
químicos, envenenando así sus tierras.
Esos venenos nos los estamos comiendo nosotros y
cualquier día nos pasa como a las grajas, los pájaros y los espantapájaros.
¡Cuánta verdad en tus palabras, Lucía! Me gusta escuchar de tu propia voz lo que escribes, pues los muchos y bellos matices de tu voz, añaden aun más calidez y verdad a lo que cuentas.
ResponderEliminarTodo lo que cuentas en tus escritos me parece fantástico, añades a la narración sentimiento y describes todo de una forma natural y espontanea que me encanta.
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