Elda y Luis
quedaron para pasar una tarde en la playa.
Habían estado un poco distanciados por pequeñas tonterías, pero Elda
rápidamente cogió las riendas de la situación, comentando lo hermosa que era
aquella puesta de sol, a lo que Luis contestó que, aquellos matices de color
junto al olor de mar, le transportaban a lugares dulces y románticos, donde era
fácil olvidar todo lo desagradable que habían podido sentir.
Y así, de aquella manera, pasaron una tarde inolvidable,
entre risas y bromas. Cuando se
despidieron, Luis llevaba puesta una aureola de felicidad.
Sencillo pero intenso, así es tu relato, tan sencillo e intenso como, algunas veces, es el amor.
ResponderEliminarEres soñadora y romántica y, eso lo transmites en todo lo que escribes.
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