Me contaron
que existía un lugar donde el aroma de las flores era el mejor manjar, el ruido
de los ríos era un elixir balsámico, el zumbido del viento, risas de felicidad,
la lluvia puro maná. Al reflexionar
sobre ello no dejo de preguntarme dónde encontrar ese utópico paraíso.
Tal vez esté dentro de nosotros mismos o, quizá, en nuestra forma de mirar, en todo caso, ramalazos de ese universo utópico me llegan de vez en cuando y, por lo que sé, a ti también
ResponderEliminarEs un deleite poder leer lo que escribes. Ese romanticismo poético llena mi espíritu. Gracias
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