Mi vida,
hasta después de muchos años de casada, había sido el hogar y mis tres hijos,
pero después, algunas circunstancias me hicieron tener que compaginar hijos,
hogar y trabajo. Nunca antes había
trabajado fuera del hogar y lo empecé haciendo en una ferretería, aunque no
sabía distinguir un clavo de un tornillo.
Me había propuesto salir adelante
y así fue, con mucho tesón y voluntad por mi parte.
Como
anécdota puedo contar que, el primer día que empecé a trabajar, entró a la
ferretería un señor que me pidió una llave fija 10-.12. Yo no tenía ni idea de qué era eso y así se
lo dije al caballero. Él me contestó que
cómo pensaba trabajar allí si no conocía lo que me estaba pidiendo. Mi contestación fue que para aquel trabajo no
hacía falta pasar por la universidad.
Con el
tiempo, yo aprendí los nombres de todos los productos, leyéndolos en las
facturas y aquel buen señor siguió siendo nuestro cliente. Alguna vez nos reímos juntos al recordar
aquella anécdota.
Y así, de
aquella manera pasé veinte y tantos años, compaginando hijos, hogar y trabajo.
Esta anécdota tuya en el ámbito de tu primer día de experiencia laboral, ilustra el empuje de las mujeres, enfrentando retos con valentía.
ResponderEliminar¡Arriba la mujer trabajadora! fuera y dentro del hogar. Muy descriptiva tu experiencia al frente del trabajo en tu primer día.
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