Heme aquí, después de poner en
práctica todas las estrategias de este mundo, ya no sé qué hacer, cómo me puedo
librar de este ruido y esta persecución, no quiero llegar al extremo final,
pero después de la última, mucho me temo que esto está a punto de tomar un
camino muy negro.
Voy a hacer el último intento, haré
un palacio de cristal donde pueda verme sin que tenga que sufrir todo el tiempo
que me siga y que me dé la vara.
¡Gran equivocación!. Ha pasado una semana y esto cada día es peor,
no sólo no me quita ojo, sino que además tengo que soportar su ruido a través
del cristal, pues la muy ingrata no hace sino dar golpes para llamar mi
atención. Estoy ya al borde de un
ataque de nervios y ante todo, está mi vida antes que la suya. Así que sin
pensarlo más, con el convencimiento de que todos me entenderán, después de no haber dormido en una semana por su culpa, hace un minuto, la maté. ¡Qué mosca!
Menos mal que la mataste. Era cuestión de supervivencia. Bien llevado el relato; no nombraste la identidad del ser que mantuvo atormentado a ese protagonista, hasta el final.
ResponderEliminar¿Sabes si quedó muerta bien muerta?por mi casa anda rondando una igual o muy parecida a la tuya, Me ha encantado tu relato.,
ResponderEliminar!Vaya suerte la tuya!. Siempre te tocan las moscas, llevas dos relatossobre moscas. Pero a pesar de todo, te ha quedado muy bonito. Mª DOLORES.
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