No parecía real lo que estaba
pasando, no era consciente de que el tiempo pasa irremediablemente y más rápido
de lo que uno quisiera.
Me miraba con esa cara, entre
incrédulo y picarón. Ese tiempo, en el que inventabas historias increíbles, en
donde ningún tipo de duda se cernía sobre mí, creo que había pasado.
Había llegado ese trágico día en el
que me planteaba, cómo explicarle al niño que ya no había remedio y tenía que
entender lo que le iba a explicar.
Tanto tiempo viviendo una ilusión de
la cual yo era partícipe, no quería que hoy tuviese una decepción, pero se
estaba haciendo mayor, y ese niño pequeño ya no lo era tanto, tenía que ir
madurando y entendiendo muchas cosas de la vida, por eso, hoy había llegado el
tiempo de pasar esa página.
Tal pareciera que la conversación que vendrá a continuación, conducirá a ese niño a la pérdida de la inocencia. Eso es lo que me cuenta este relato, la proximidad de un acontecimiento que se convertirá en un antes y un después. Lástima que no vayamos a ser testigos del hecho.
ResponderEliminarCada cosa a su tiempo, puede que en otro relato nos cuentes como han ido evolucionando los acontecimientos.Cada día me sorprendes con tus escritos, todos buenos e interesantes.
ResponderEliminarEl niño de tu narración me resuta muy maduro par su edad. Me gusta como te ha quedado. Mª Dolores.
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