Pasadas las fiestas y vivencias
entrañables, apareces siempre el primero del año. Con aires de algo nuevo, como
si el panorama fuera a cambiar solo porque tú llegas. Otro nuevo año
haciéndonos creer el cambio que nos va a acontecer, creándonos la ilusión de
tener paz en el mundo, un trabajo digno para todos, sin tener que emigrar fuera
de nuestra tierra para conseguirlo. No es así, Enero; vienes falto de valor
para superar los desafíos del mundo en el que nos ha tocado vivir .
Creo que te mereces el calificativo;
es el más acertado.
Me ha gustado mucho este enfrentamiento, cara a cara, con ese enero pusilánime: ya era hora de que alguien le cantara las cuarenta.
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