Empezaré por la semilla de mi sueño, que ha crecido a
lo largo de los años. Teniendo ocho, el
colegio nos llevaba al asilo de ancianos.
Ya con dieciséis, a aquellas que estudiábamos, nos obligaban a hacer
servicios sociales y yo, entre varias opciones, escojo el asilo, con los
viejitos. Luego, algo más tarde, convivo
con mayores y es entonces, cuando empieza mi sueño. Lo tengo todo pensado: un terreno con muchos
árboles y vistas al mar, pequeños estudios equipados, sencillos pero con todas
las comodidades y una terraza con flores.
Los menús los tengo escogidos; ricos y variados, que eso anima
mucho. Y que no falte una cafetería para
que las familias puedan comer juntas.
Aparte y con trato preferente, estarán los seniles y enfermos de
alzheimer. Ellos serán los más mimados,
con cariño al máximo. Todo esto vigilado
para que sea una realidad todo lo soñado.
Yo de esto sé un poquito.
El nombre será algo así como “Residencial Otoño”. Este es mi sueño. Bueno, una parte de mi sueño, porque en mi
sueño hay más, mucho más.
Precioso sueño, Candelaria. Bello, generoso, humano y ojalá que realizable sueño. Soñaré yo también que tu sueño se cumple. Ya sabes, los sueños pueden hacerse realidad. Un abrazo
ResponderEliminarEs un sueño precioso. Me gustaría que se realizara y lo vieras cumplido. Un beso. Mary
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