Empezaba a
atardecer y los destellos dorados del sol acariciaban a la joven. Caminó por la orilla de la playa con la
mirada perdida en la lejanía. Trataba de
descubrir el lugar donde se encontraba, mientras sentía bajo sus pies el roce
de la arena caliente. Cerró los ojos
para encontrar algún recuerdo en su mente.
No hubo respuesta. Sólo se tenía
a sí misma y a los destellos de aquella
tarde en la playa, bajo el roce de la arena caliente…
Poético relato, breve pero intenso. Sencillo pero profundo. Bello.
ResponderEliminarCande, ¡eres estupenda!Me encanta todo lo que escribes.Se nota tu sensibilidad en cada palabra. Besotes.
ResponderEliminarCálida historia donde sentir es más importante que recordar. Felicidades Candelaria
ResponderEliminarPone los pelos de punta este breve relato. Muy bonito.
ResponderEliminar