La brisa
fresca olía a mar y el amanecer de aquel nuevo día me envolvía mientras yo,
sentada en la orilla de la playa, sentía el suave roce de los primeros rayos
del sol que, poco a poco, calentaban la dorada arena con la que los dedos de
mis pies coqueteaban.
¡Qué bello
es amanecer viendo el sol reflejado en el mar de mi amada tierra!
Hermosa reflexión con la que es fácil contagiarse de las maravillosas sensaciones que produce la estampa de la que nos hablas. ¡Pura poesía!
ResponderEliminarAdemás de saber escribir magníficamente,tus escritos tienen poesía y encanto. Muy bonito.
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