“El alba
despuntaba cuando llegó al laberinto infinito de chabolas que cubrían la
playa. La bruma del alba reptaba desde
el mar y serpenteaba entre los tejados.
Fermín se adentró entre las callejuelas de la ciudad de los pobres,
hasta caer entre una pila de escombros.
Allí lo encontraron dos niños harapientos…”
Los niños se
miraron entre sí, pensando qué hacía aquel hombre moribundo con un libro en las
manos, apoyado contra su pecho: El Prisionero del Cielo de Carlos Luis
Zafón. Los niños leían extasiados el
título de aquel libro mientras aquel extraño daba su último suspiro. Al abrir el libro, algo después, se
encontraron con su historia…
“El alba
despuntaba cuando llegó al laberinto…”
Tomar como inspiración historias ya escritas para, a partir de ellas, construir un nuevo relato, es una excelente manera de construir interesantes universos narrativos.
ResponderEliminarBonitos fragmentos de un libro especial, que al leerlo logró emocionarme mas de una vez.Es un autor que me encanta, le sigo desde que leí "La sombra del viento".Hasta pronto colega.
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