La casa está
rodeada de una valla casi derribada por una enredadera que la cubre casi por
entero y en la huerta de al lado huele a
tomillo, a romero, a menta y hierbabuena.
La humedad se ha ido adueñando de esta vieja casita que perteneció a mis
padres. En ella, hace algún tiempo,
hacíamos comida para la familia, durante los fines de semana y en las tardes de
verano hablábamos con las vecinas, mientras tomábamos café.
En invierno,
aún más atrás, cuando era niña, recuerdo que mi madre recogía leña por los alrededores
de la casa para calentar el fogón.
Hoy les he
traído algunos recuerdos de mi niñez, memorias atadas a esta mi vieja casita de
campo.
Breve y sencilla, pero dulce y emocionada historia de memorias de una vida pasada.
ResponderEliminarMe parece preciosa tu narración, hecha con trozos de tus recuerdos infantiles.Gracias por contar con nosotras para poder escucharlas y mas tardes leerlas.
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