Poco después
de casarme, quedé embarazada y al cumplir los tres meses, el médico me envió a
un ginecólogo que tenía la consulta en la calle El Sol. Me recibió la enfermera y, cuando me tocó el
turno, me desvistió y me acostó en la camilla.
Entonces, llamó al médico por teléfono.
Creo que, siguiendo sus instrucciones, la enfermera me midió con un
aparato, después de lo cual me dijo que me vistiera y esperara al doctor. Éste entró poco después y me ordenó que me
acostara en la camilla. Yo,
inmediatamente, le repuse que ya la enfermera lo había hecho. Él se quedó en suspenso y entonces me dio el
nombre de la partera, unos vales para que me dieran las cosas para el parto y
me despachó, sin más.
Fui a la partera y me pidió que le avisara
cuando estuviera con los dolores. Al
tiempo, cuando me empezaron las contracciones, la mandé llamar. Ella vino a casa, me miró y me comentó que
aquello iba de largo. La partera me
visitaba por la mañana y por la tarde, así durante tres días, durante los
cuales me decía que aún era cuarto menguante y que la luna no tenía fuerza. Al tercer día, di a luz a un niño que pesó al
nacer tres kilos y medio. Pensé no tener
más pero, no fue como yo quería porque tuve otros dos y en el transcurso de los embarazos no me vio
ningún médico. ¡Qué diferentes son las
cosas ahora! Hoy en día, desde que
tienen la primera falta están en manos de los médicos, hasta que dan a luz
Acercarnos a tu historia personal, a través de tus memorias, derramadas poco a poco en todos tus escritos, supone para mí un absoluto deleite. La transparente y sincera manera de compartir sentimientos que pones en ellos, los hace cercanos y emocionantes.
ResponderEliminarERES UNA EXPERTA EN CONTAR COSAS QUE TE HAN SUCEDIDO Y, LO HACES CON MAESTRÍA. SE, PORQUE TE HE VISTO, LLEGAR AL TALLER SIN HABER HECHO NADA Y UN UN MOMENTO CONSTRUYES TU HISTORIA, LA VAS ESCRIBIENDO SEGÚN FLUYE DE TU MENTE. ESO TIENE MUCHO MÉRITO. FELICIDADES
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