Desde que era pequeña, en mi casa siempre existió espíritu de
Navidad. Pasados los años, cuando me
casé, descubrí que a mi esposo le encantaban estas fiestas. Las vivía a tope. Primero, con mis sobrinos y luego, con
nuestros niños. Lo pasábamos muy bien.
Él estaba todo el año pensando en la Nochebuena y cuando llegaba la disfrutaba
como un niño.
Desgraciadamente, mi esposo falleció un ocho de
diciembre. Sin embargo, ese año celebré
la Navidad en su honor, recordando cuanto le gustaba. Y lo he seguido haciendo cada año, hasta
ahora, fiel a su memoria.
Entrañable, dulce y emotivo en su sencillez. No podrías haber dibujo mejor el verdadero espíritu de la Navidad. Muy bien, Elda.
ResponderEliminarUn bonito relato lleno de amor y nostalgia. Que nadie te empañe estas fiestas nunca, es lo que te deseo.
ResponderEliminarTe deseo que vivas muchas Navidades, siempre con la misma ilusión, y rodeada de esa gran familia que tú has creado y que tanto te quiere. Feliz Año Nuevo, Elda.
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