Se llama Conrado y está ilusionado. Tras una agotadora
espera, le ha llegado la beca solicitada para trasladarse a Australia, más
concretamente a la ciudad de Adelaida, así podrá ampliar los estudios, como es
su deseo.
Después de un largo viaje y una vez instalado, consigue integrarse en la vida y costumbres
de aquel continente. Una serie de casualidades hace que Conrado obtenga trabajo
en esa isla. Aprovechando un día de asueto, va de excursión y en esa jornada de
esparcimiento, conoce a una princesa Maorí de una belleza extraordinaria,
surgiendo entre los dos buenas vibraciones.
Al cabo de un tiempo, deciden contraer matrimonio, pero
el padre no ve con agrado la unión de su hija con un europeo.
La pareja lucha contra viento y marea para conseguir su
felicidad, hasta que un día, al padre –convencido de que Conrado es un buen
hombre –no le queda otra opción que claudicar.
Transcurridos seis meses, ya casados, disfrutan de su
vida conyugal en una playa australiana, esperando el nacimiento de su primer
hijo, que será la culminación del amor que se profesan.
Has construido el bosquejo de un buen argumento para una novela romántica, Dolores
ResponderEliminarPones ilusión y cariño en todo lo que escribes y eso se nota. Esta historia es digna de una película romántica. Me ha gustado mucho.
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