martes, 3 de diciembre de 2013

SIN AGUA. De Antidia Iraida.


Amira, una mañana de junio de 1967, después de una noche sin dormir, pensando en las benditas fórmulas de matemáticas, simplificando cosenos mentalmente, deseando que llegara la hora para levantarse, darse una ducha e ir a hacer aquel examen de una vez, para quitarse –con suerte – las benditas matemáticas, que es la ciencia que le quita la paciencia y las ganas de estudiar, ve que ¡por fin! son las siete de la mañana. Ya no aguantaba más, se levantó se fue al baño, ¿y qué pasó?
-¡No hay agua! No es posible ¡¡Socorro!! ¿qué voy a hacer ahora?
Seguro que hay solución. Doña Mercedes, la señora de la casa donde se quedaba, siempre tenía soluciones para todo. La  llama para contar lo que pasaba. Ella ya lo sabía.
-No te preocupes mi niña, la cortaron de madrugada, es algo que pasa a menudo, últimamente; por eso, yo siempre tengo un par de jarras de repuesto para estas emergencias.
 Así que trajo una de ellas, que para primeros auxilios era suficiente.
¿Ven ustedes como hasta en el lugar más bonito, donde mejor se ven las estrellas, en la isla más verde y con más agua, también se puede encontrar uno con la sorpresa de que la  corten?.

Para que sirva de ejemplo hay que ser precavida; ya se sabe que mujer precavida ¡vale por dos!.


2 comentarios:

  1. Nada como prevenir un riesgo, para salvarse de él, claro que sí, Antidia

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  2. Persona prevenida vale por dos, eso lo he odio decir muchas veces.

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