Soñó con ser escritor
y se quedó a las puertas de una Editorial, aunque como portero, claro. Eso no
le impidió seguir luchando por sus sueños; jamás se sintió frustrado. Su puesto
de trabajo le sirvió de acicate para continuar aprendiendo de esos héroes de la
literatura que tanto admiraba. Cada libro que llegaba a la editorial, él lo
leía con avidez, con verdadera pasión, lo comentaba con el editor y hasta con
los autores, que le tenían gran estima debido a la devoción que demostraba por
sus obras y a las críticas perfectamente estructuradas que de ellas hacía.
Ese portero,
apasionado de las letras y las palabras, siempre encontraba un hueco para
dedicarlo a lo que más le gustaba, la escritura. Se preparó a conciencia para
ello, no quería realizar una obra mediocre, deseaba hacer algo excelso y con el
tiempo lo consiguió.
Fue un día memorable,
aquel en el que llegó a la Editorial en la que trabajaba y presentó su novela
al jefe. Éste, después de leerla, no podía creer que fuera la obra de un
principiante, le fascinó el tema tratado y lo publicó. Tuvo un éxito insólito y
lo premiaron como autor revelación.
La pasión de este ser
perseverante, vio cumplido su sueño de ser escritor.
Lleva publicadas
varias obras y todas han tenido un éxito notable. Ahora no es el portero de una
Editorial sino un escritor de renombre.
Sin aspavientos, con ritmo sencillo y claro, tu relato nos pasea por la pasión de aquel que soñó con ser escritor…¡y lo consiguió!
ResponderEliminarTengo que hacer las cosas sencillas porque si quiero realizar algo más complicado, soy yo la que se complica.
ResponderEliminarCreo que no te has dado cuenta que el relato está duplicado.
Gracias por avisarme. Subsanado el error. Doble pasión le puse, me parece.
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