martes, 29 de abril de 2014

RANCHO de Elda Díaz



En la antigua crisis de la posguerra, a una familia como otras tantas  le tocó sobrevivir en medio de ella. Tenían cinco hijos, la cocina era de leña y  un rancho canario le servía de sustento por cuatro días. Todas las noches lo hervía y así mientras durara pues lo estaban pasando muy mal. El padre trabajaba en el muelle y todos los días se levantaba temprano y se iba para abajo.
Una vez, ya era de noche y el marido había llegado.  Se habían acostado todos, cuando la mujer fue a hervir el rancho.  Cogió lo que parecías ser  periódicos que encontró en la cocina, cuando se dio cuenta de que lo que estaba envuelto con ellos, eran billetes que el marido había metido en el horno. Dios parecía haberle dicho que el dinero estaba allí y casi se desmaya de la impresión.  Llamó a su hijo mayor y le pidió que contara. Éste lo hizo y resultó que era mucho dinero. Entonces, la mujer cogió los periódicos y los quemó. Cuando se levantó el padre, al irse a  duchar,  se acordó de lo que había escondido, y cuando fue a buscar el dinero, sacó la ceniza. Casi se vuelve loco pues decía que no era de él.  La mujer, tal como había hecho él, le ocultó la verdad, sólo que al contrario de su marido, con el dinero que ella sí guardó a buen recaudo, la familia tuvo para comer una temporada grande y… no precisamente rancho.





3 comentarios:

  1. Bien merecido lo tuvo el hombre por su mezquindad. ¡Qué historia tan jugosa! Muy bien, Elda.

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  2. El rancho canarios es muy socorrido y sabroso pero, no para comerlo cada día. Respecto del dinero, ¡bravo! a esa familia por habérselo quedado ,con lo mal que lo estaban pasando hicieron lo más lógico.

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  3. Para tener un marido así, tan mezquino, prefiero estar soltera. !Qué feliz soy!, yo me lo guiso y yo me lo como.
    !Viva la vida!. Mª Dolores.

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