Cuando Amalia me dijo
por qué no hacíamos un crucero, al principio le dije que no, pero al verla a
ella tan entusiasmada, se lo consulté a mis hijos y rápidamente los tres me
animaron tanto que no pude negarme. Preparamos nuestro viaje con mucho
entusiasmo, en una agencia con la que Amalia tiene mucha amistad.
La dueña nos emparejó
a cada una con una amiga, pero a mí me tocó con una señora que no había visto
en mi vida. Resultó que era de Arafo. Nada
más verla, creí que no podría superar los miedos de estar con una persona que acababa
de conocer en el aeropuerto Reina Sofía, media hora antes de coger el avión
hacia Venecia. En esa ciudad subimos al crucero que nos llevó por todos los
países que circundan el Mar Adriático.
Tras la puerta del
camarote que nos correspondió, fui descubriendo que esa persona que me tocó en
suerte era tan amable y buena gente que enseguida
creí que la conocía de toda la vida. Hicimos un viaje fantástico junto a todo
el grupo que nos acompañó en ese
maravilloso viaje.
Esta señora tiene un
diminutivo muy gracioso. Es estupenda. Un beso para ella. El diminutivo es
Pipa. Entre los que hicimos el viaje estaban, Mima y su esposo, Amalia, Paula,
Mary y Sara. ¡Qué bonitos recuerdos!
Bonitos recuerdos, sí; maravillosas experiencias que quedarán por siempre atrapadas en este escrito y en tu memoria.
ResponderEliminarAdemás de disfrutar de un magnifico viaje por mar, ganaste una amiga, eso es muy positivo. Nos veremos esta tarde.
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