Nenuchete tiene tres
añitos, ayer llegó de la guardería especialmente contento; con su particular
vocabulario, me comentó atropelladamente:
-¿Sabes?, estoy mucho
contento, han llegado a la “guarde” unos melegitos muy chulos, simpáticos y
neregosos. Nada más entar y colocarse en la mesa, abrieron la mecallera de sus
chomilas, sacaron muchos calamelos y tayetas que dieron a todos los niños. En
el decreo jugamos con ellos, son muy divertidos, nos enseñaron juebos nuevos.
Todos lo pasamos mucho bien. Lo más mejor pasó a la hora de la comida; no
vieron las talladas y cogieron tenerores, ¡qué dracioso!.
No podían comer el
topage y lo pusieron en la copa del postre. Nos hizo tanta dracia, que los
demás les imitamos; la seña al vernos mucho se dio.
Mañana los melegitos
me van a delagar un gatito. Pometo cuidarle bien y, cuando venga el calor le
daré aire con el manique para que esté fesquito.
Quedé fascinada y muy
satisfecha con las definiciones de Nenuchete.
melegitos*= gemelitos
Muy interesante juego narrativo el de inventar palabras que introducidas en el contexto exacto, adquieren significado (aunque no existan en nuestra lengua). Tu relato excusa esto de forma velada, al indicar que proviene de un niño de tres años. Podría hacerse de igual manera, sin coartada, por el simple placer de jugar con los vocablos: ya lo hacía Cortázar y, creo que gracias a él, tenemos permiso. Muy bien, Mary.
ResponderEliminarOle y ole por ti me gusta
ResponderEliminarLos gemelitos, o "melegitos" dan para mucho y, el lenguaje de los niños para más, más y más y más...
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