Toco tu cuerpo. Con un
dedo toco el borde tu cara. Voy
dibujando como si saliera de mi alma, como si por primera vez tu boca se
entreabriera y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar. Hago nacer cada vez el amor que deseo, la
historia que mi memoria elige y te dibujo en la sombra, un cuerpo elegido entre
todos. Con soberana libertad, elegido
por mí para dibujarlo con mi mano y que, por un azar que no busco comprender,
coincide exactamente con tu belleza, que sonríe por debajo de lo que mi mano te dibuja...
Ejercicio lúdico con el que, de la mano del maestro Julio Cortázar, nos adentramos en el capítulo 7 de Rayuela, haciéndolo nuestro. Buen trabajo, Milagros.
ResponderEliminarBuen trabajo compañera, me ha gustado mucho como ha quedado.Requetebien
ResponderEliminarJULIO CORTÁTZAR, en la más allá, debe estar contentísimo, por lo bien que desarrollamos sus narraciones.
ResponderEliminarMª Dolores.