En mi
época de juventud, se acostumbraba a piropear a las mujeres, sin embargo, pienso
que ese hábito, en este siglo, ya está en desuso. Por eso me quedé gratamente sorprendida,
cuando hace unos días, entré en la farmacia en muy baja forma, y un joven de
los que allí hacen prácticas, se acercara a atenderme y, después de darme los
buenos días, me dijera :
-Señora,
¡qué bien huele usted!
Me
sentí tan bien, como si me hubieran inyectado una caja completa de
vitaminas. Le di las gracias y me marché
pensando lo fácil que es hacer feliz a una persona. Sólo con cinco palabras consiguió levantar mi
estado de ánimo e hizo que, gracias a su espontaneidad, yo me sintiera mucho
mejor.
Maravilloso poder el de las palabras. Bien usadas pueden ser un regalo, un bálsamo, una caricia con efecto sanador. Lo que nos cuentas es un muy buen ejemplo de ello.
ResponderEliminarUN PIROPO BIEN USADO Y DICHO CON EDUCACIÓN ES RECONFORTANTE. ¡QUE BONITO! OÍR UNAS PALABRAS AGRADABLES Y, LO POCO QUE CUESTA PRONUNCIARLAS.EN TU ESCRITO ESTÁ EL EJEMPLO
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