Cuando llega a mi nariz el olor a la colonia
Legrain París, me transporto cincuenta años atrás, a mi viaje de novios. Fuimos a Las Palmas y nos quedamos en un
hotel. En un momento, mi esposo salió a
la calle y a su regreso, me trajo un regalo; un perfume de Legrain.
Me gustó tanto que jamás he podido olvidarlo. Cada vez que llega a mi su aroma, me traslado
a aquellos años y a esos recuerdos que guardo con muchísimo cariño.
Recordar es volver a vivir. Dulces memorias de un ayer feliz
ResponderEliminarHAY QUE VER CUANTOS GRATOS RECUERDOS NOS TRAEN LOS OLORES, EL TUYO ES MUY EMOTIVO Y ROMÁNTICO.
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