Hay muchas clases de olores que se te quedan grabados. Los de las personas, unas veces agradables y
otras, no. Los de las flores, sobre todo
cuando se acuerdan de ti y te obsequian con ellas. Los de la fruta madura cuando abres la
nevera. Los que trae el aire al
anochecer, en la primavera. Los de la
brisa del mar; olor a algas y mariscos.
Y, muchísimos más que sería difícil enumerar…
Pero, los que más me llegan y se introducen en mi persona, son los
olores de los bebés, esos que se quedan impregnados en las ropitas y en tus
manos cuando los coges y los aprietas contra tu pecho. Son olores que perduran; aquéllos a los que
tú no quieres dejar de recordar porque te dan fuerza y te acompañan para
siempre en el recorrido de tu corto o largo caminar.
Olores que perduran, olores que regresan, olores que nos cuentan historias, que nos atan a los recuerdos y a la vida.
ResponderEliminarEN TU ESCRITO REFLEJAS LOS OLORES DE LA VIDA. QUE BONITO ES PENSAR QUE CADA CUAL TIENE SU OLOR PREFERIDO Y DIFERENTE MANERA DE DESCRIBIRLO. PRECIOSO RELATO
ResponderEliminarPreciosa reflexión ..
ResponderEliminar