La tarde caía sobre la ciudad, dando
paso a la noche que no tardaría en llegar.
De camino a casa, fui notando cómo oscurecía y, una ligera brisa
refrescaba el ambiente cálido del día.
Se notaba que el verano nos abandonaba para dar lugar al otoño. Ya en casa, abrí todas las ventanas y puertas para permitir que el fresco
entrase. Me distraje un momento pero,
algo hizo que volviese a la realidad.
Era ese olor. Sí, sin duda era
él; el olor a lluvia pero, no a cualquiera, sólo a las primeras que, caen sobre
la tierra seca y sedienta, ésas son las que tienen una fragancia peculiar y
distinta a todas las demás. Si pudiera
la envasaría y así, cada vez que la añorase, podría volver a sentirme envuelta
en su aroma.
Excelente uso del lenguaje, Mima. Francamente bueno lo que cuentas y cómo lo cuentas.
ResponderEliminarES INCREÍBLE LO BIEN QUE SABES EXPRESARTE Y COMO TRASMITES TUS SENTIMIENTOS, EN ESTA OCASIÓN DE LOS OLORES. AL LEER TU RELATO ME PARECER PERCIBIR ESE OLOR A LLUVIA FRESCA.
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