Cuando llega a mi nariz el olor a mango, no puedo
evitar recordar a mi madre. Dos días
antes de morir, yo le daba jugo de esa fruta y ella lo tomaba con gran placer y
me miraba con mucho cariño mientras lo hacía.
A partir de entonces el aroma de esta fruta está permanentemente
asociado con el recuerdo de mi madre.
Incluso, tengo una sobrina que después de su muerte, nunca más ha
probado esta fruta. Es superior a sus
fuerzas; ella estaba muy unida a su abuela, dormían en la misma habitación y
siempre estaba pendiente de ella.
Tengo tantos recuerdos de mi madre que no los
podría plasmar en tan poco espacio. Ella
siempre vivía preocupada de sus hijos, nietos y de toda su familia; pendientes
de su bienestar.
También recuerdo el olor del sombrero de mi
padre. Cuando se lo quitaba daba un olor
a él tan especial que, algunas veces, lo siento como si él estuviera a mi lado.
Percibimos la vida a través de los sentidos, sin embargo, no deja de ser curioso comprobar como el olfato tiene memoria, como a partir de un olor podemos viajar al pasado para reconstruirlo.
ResponderEliminarTUS VIVENCIAS, COMO LAS DE TODAS, LAS LLEVAMOS UNIDAS MUCHAS VECES A LAS FRAGANCIAS, OLORES Y AROMAS. BONITOS Y ENTRAÑABLES RECUERDOS LOS TUYOS QUE PERDURARÁN SIEMPRE.
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