-Roberto fue mi padre, no Rosendo, Roberto Cienfuegos, no
se equivoque, que ya de errores y malentendidos, créame, tengo lleno el gorro.
Esta es la respuesta que da Ricardo al secretario del
Registro Civil, donde se encuentra solucionando su situación.
El funcionario le enseña los documentos que demuestran que
lo adoptaron. Su verdadero padre,
Rosendo, resultó detenido y después fusilado, durante la guerra civil española. La madre, como hizo constar, al no poder
mantenerle, por padecer una grave enfermedad diagnosticada por los médicos, lo
cede en adopción a Roberto Cienfuegos, un acaudalado terrateniente que había
sido su primer amor. Al no tener
descendencia, este señor lo acepta como hijo suyo.
Ricardo no sale de su estupor y el empleado, al comprobar
la palidez de su rostro, se disculpa.
-Siento haberle causado tal desengaño.
Este es un desengaño en toda regla. Terrible, además, descubrir siendo adulto, que tu padre no es aquella persona a la que siempre has llamado papá. Muy bien resuelta la tarea de la semana, Dolores.
ResponderEliminarSiempre sabes darle a tus escritos interés y frescura. Es un relato interesante con sorpresa final. Enhorabuena.
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