miércoles, 10 de abril de 2013

¡DE PELÍCULA! de Teresa Jiménez




En mis tiempos de juventud, la distracción más a la mano que teníamos, era el cine.  Había domingos en que iba a dos funciones; a la primera con mi novio, a las seis de la tarde y la otra en la noche con mi madre, a quien le gustaba mucho el cine, también.
El actor que más me ilusionó en los años cincuenta fue Gregory Peck en la película El valle del destino con   Greer Garson y la última, que también estaba muy bien, Gringo Viejo.  Ya estaba más viejo, sí, pero igual de interesante.
En el cine he vivido muchas anécdotas, pero recuerdo una que me pasó en el teatro Baudet.  Un día, entramos al cine con las luces apagadas, ya empezada la función.  Buscando sitio, como pudimos, un chico que iba detrás de mí, me puso la mano en el pecho.  Yo di un respingo tal que mi novio me preguntó que me pasaba.  Yo, para evitar problemas, le dije que nada, que había tropezado, aunque, ahora que lo pienso, ¡aquel fresco se merecía un buen escarmiento!.





2 comentarios:

  1. Un bonito paseo por lo que ha significado el cine en tu vida y los recuerdos atados a él. Muy bien, Teresa.

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  2. No has dejado ese tono de humor tan característico que me encanta.

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